martes, 10 de abril de 2012

ALIMENTACION, HORMONAS Y ADOLESCENCIA


Durante la pubertad, comienzan los cambios que determinan una diferenciación física, y fisiológica, entre el organismo del hombre y de la mujer. 

En la adolescencia los chicos, comienzan a producir mayores cantidades de hormonas masculinas lo que ayuda a un mayor desarrollo muscular. Sobre los 19 años aumenta su ingesta, aproximadamente un 20 %, comparándolo con lo que ingería cuando era un niño de 10 años. Pero llama la atención que no engorde proporcionalmente a este aumento de ingesta. Esto se debe a que esas calorías le proporcionan la energía necesaria para el desarrollo de su aparato muscular.

En el caso de las chicas, cuando llegan a la pubertad, su crecimiento para, o se hace muy lento, y requiere por lo tanto un menor aporte energético. Una chica de 19 años viene a comer un 12 % menos de lo que comía a los 10 años, pero sus reservas grasas aumentan. Igual que ocurría en el caso del chico, esto está determinado por las hormonas sexuales femeninas, que tratan de asegurar reservas grasas para una posible gestación.

Si nos fijamos en el porcentaje de grasa corporal en la infancia, no encontramos diferencias significativas según el sexo. Si comparamos en la etapa puberal, sí hay diferencias significativas: mientras que en la chica se sitúa en un 28%, en los chicos ronda el 15%.

Pretty Little Liars


La reducción de la ingesta alimentaria (la cantidad de comida ingerida a lo largo del día), que ocurre en las chicas adolescentes es un fenómeno espontáneo, normal (no me estoy refiriendo a disminuciones de ingestas drásticas o patológicas) y fisiológico, como lo es el aumento de su porcentaje de grasa corporal. Está genéticamente determinado y es regulado a través de mecanismos fisiológicos muy complejos, cuyo funcionamiento sólo podemos modificar levemente si no queremos alterar el estado de salud. Estos mecanismos dan lugar a funciones que influyen positivamente en el bienestar y el desarrollo del individuo, y esta sería una de las razones por las que las dietas de adelgazamiento a estas edades no son recomendadas y, en caso de prescribirse han de vigilarse muy de cerca por profesionales experimentados, y además haberle explicado a los familiares, todas estas circunstancias, para que participen así mismo en el proceso de salud de la chica o el chico.  

Los cambios hormonales de la pubertad, determinan también la localización de los depósitos grasos, que serán diferentes según el sexo.

Con frecuencia, en nuestro entorno, se enfatiza sobre la necesidad de obtener una “figura ideal”, totalmente alejada de la salud, la fisiología y la genética.

Si es en la adolescencia cuando se trata de luchar de forma “peligrosa” contra algo totalmente fisiológico, pueden aparecer trastornos de la conducta alimentaria y patologías relacionadas.

La adolescencia es una etapa de adaptación y acercamiento a la edad adulta, hay que remarcar hábitos de alimentación y vida saludables instaurados en la infancia.